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—"Nic-Nac! salvaos" exclama el Doctor.

El maullido tristísimo del gato negro se oye por última vez. Tiene todo el dolor de la agonía.

"Seéle! Seéle! ayudadme!" prorrumpo involuntariamente, y me lanzo como un bólido hácia el grupo en que perecen mis amigos.

Biopos, Geot, Hacksf, y todos los Sophopolitas corren detrás de mí hácia el templo que se derrumbaba, y un anillo de fuego, destellando resplandores en torno de Theopolis, reconcentra su curva y esparce la consternacion en los habitantes sorprendidos.

Los vapores del Loco se han inflamado.

Se difunde el incendio, y todos perecerán.

Sophopolis está vengada.

Pero el gran sacerdote ha tenido tiempo de extender por última vez la mano hácia nosotros. El vértigo nos evapora!

Un inmenso espiral de luces psíquicas se eleva de Theopolis. Espíritus imágenes Marciales ¿á dónde iremos?

Allá en el horizonte se eleva una luz pálida, verde-azul como el rayo de la luna. ¡Es la aureola de Seéle!

La aureola se aproxima. Los Theopolitas agrupados alrededor del templo, aguardan la hora suprema de su muerte. Los habitantes de Sophopolis, el Doctor y yo, espíritus giratorios, nos elevamos al éter.

Una voz se oye en aquel momento: "¡Precipitaos