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CAPÍTULO XXIX
La partida

—"Señor Ni-Nac," dijo el señor de la casa, penetrando en mi aposento, "el rayo del zenit es el mas bello eflúvio que el espacio nos envía, como para anunciarnos el momento en que la actividad Marcial debe desplegarse con todo la esplendor."

—"¡Y á mí me lo decía!"

—"¿Y qué?"

—"Nada;—que no he podido dormir."

—"¿Preocupado acaso con lo que le ha sucedido al Doctor?"

—"Qué le há sucedido?"

—"¿Sabeis que es original vuestra pregunta, señor Nic-Nac? ¿habeis olvidado que ayer se han celebrado sus bodas?"

—"Olvidado! ¿y porqué quereis que lo haya olvidado?"

—"O es acaso vuestra gloria lo que os absorve?"

—"Mi gloria! en Marte! os chanceais, amigo mio!"

—"Nó, señor Nic-Nac; yo no acostumbro hacer eso."

—"Entónces, ¿qué nombre debo dar á vuestras expresiones?"

—"¿No habeis leido los diarios de la capital?"