25 de febrero.—Al amanecer ya estábamos en pié, como era en el mes de febrero, el sol se asomó mui temprano. Al alba ya se habian despertado los indios: mujeres i hombres, se fueron al rio a lavarse. Las gallinas i gallos animados por el frio penetrante de la mañana, se entregaron a brillantes carreras con los perros, i a cada rato atravesaban por nuestra cama. No hubo remedio, fué presiso levantarse tambien. Las mujeres volvieron con sus cámaras de agua, encendieron el fuego i pusieron a calentar las ollas, porque la primera cosa en que piensan los indios al levantarse, es en comer.
Antileghen vino a sentarse junto a nosotros, i platicando nos nombró i dió informes sobre todas las personas que vivian en la toldería.
La homojeneidad de raza i de idioma que habiamos reparado en los toldos de Huentrupan, habia desaparecido aquí. Huincahual, el viejo cacique es Pehuenche, tuvo de una mujer ya muerta, i que era de raza pampa, dos hijos; uno que vive en las orillas del Limai, e Inacayal que goza de mucha consideracion aquí i en toda la pampa. De otra mujer que actualmente existe, tambien de raza pampa, tiene dos hijos i dos hijas: Marihueque i Chiquilin, son los hombres, Llanculhuel i Nalcú, las dos mujeres. Tiene ademas otra mujer Pehuenche, que no le ha dado hijos. Marihueque es casado con una mujer Pehuenche.
En el toldo vecino viven: el viejo Jacinto, nuestro antiguo conocido, sus dos mujeres, Manuela i Dominga, sus tres perros pelados i en fin Celestino Muñoz, el dragon. En el toldo vecino de Huincahual situado a la derecha, Antileghen, i su familia. Mas cerca del Caleufu, mocetones de Antileghen i sus familias: en los últimos toldos, los mas distantes del rio, en uno Incayal i sus dos mujeres, Gabino Martinez i su mujer i en otro un Tehuelche llamado Agustin, casado con una Tehuelche: i su hija, niña de diez i siete a diez i ocho años, llamada Ninun. Antileghen nos dió todos los nombres que jeneralmente, son compuestos de dos palabras, cuyo conjunto unas veces ofrece una