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Tradiciones peruanas

males que extrajo de la misma huaca, veintisiete mil y veinte castellanos de oro.» Pero antes de que veamos como cumplió el español su juramento, no nos parece fuera de propósito que echemos, lector, una mano de historia.

II

El Excmo. Sr. D. Francisco de Toledo, hijo segundo del conde de Oropesa, comendador de Asebuche, mayordomo de S. M. D. Felipe II y quinto virrey del Perú, tuvo indudablemente dotes de gran político, y á él debió en mucho España el afianzamiento de su dominio en los pueblos conquistados por Pizarro y Almagro. Después de una visita por el virreynato en la que gastó cerca de cinco años, se contrajo á legislar con pleno conocimiento de las necesidades públicas y del carácter de sus súbditos.

Las famosas ordenanzas del virrey Toledo son, hoy mismo, apreciadas como un monumento de buen gobierno. A la sombra de ellas, los hasta entonces oprimidos indios empezaron á disfrutar de algunas franquicias, y el virrey se hizo para ellos más querido que los indiófilos de nuestros asendereados tiempos de república constitucional.

La paz se consolidó bajo el paternal gobierno de Toledo. Las letras y las ciencias empezaron á brillar, fundándose la Real y Pontificia Universidad de San Marcos, cuyo primer rector fué el médico Meneses. Desgraciadamente, con la erección de este santuario de la inteligencia coincide el establecimiento de la Inquisición en el Perú.

Fué por entonces el célebre proceso, que existe en el archivo nacional, entre Francisco Cortés y Alonso Vélez, introductor el primero de los capullos de gusano de seda, y daño el segundo de la única plantación de moreras que en Lima existiera. Cortés se allanaba á comprar las hojas precisas para el alimento del gusano, pero Vélez se negaba á venderias, exigiendo que, pues el otro no podía mantener la cría, se la cediese por poco precio. Cuando terminó el litígio no quedaba ya un gusano para muestra.

En esta época del coloniaje fue cuando un indio de Izcuchaca descubrió el poderoso mineral de cinabrio en Huancavelica, fundando Toledo esta ciudad bajo el nombre de Villarrica de Oropesa, á la vez que Pedro Fernández de Velasco publicaba el secreto de beneficiar la plata con azogue.

Después de trece años y dos meses de buen gobierno, D. Francisco, agobiado por los achaques inherentes á setonta y cinco diciembres, decidió regrosar á España. Los cuatro virreyes que lo antecedieron habían encon-