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108 POLÍTICA DOMÉSTICA
<iadas, es dificilísimo que el trato familiar continuo no dé ocasión á choques que no serán nada ó serán mucho, según la prudencia de los esposos. —Insistir en el desacuerdo es reagravarlo: las picaduras se ha- cen heridas, y las heridas llagas; tolerarse mutuamen- tees el único medio de gozar sin amargura las dul- ces conveniencias de la vida doméstica.
Tolerar los defectos ajenos es un deber general de caridad; pero en la famila es un riguroso deber de prudencia, porque quien nada soporta no es sopor- tado á su vez; y lo que nos hace tolerantes es la idea de que cada cual tiene sus defectos, y no hay dere- cho á exigir de los demás la perfección que uno no “se impone á sí mismo.