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ACTA DE LOS ACUERDOS DE 27 DE JULIO DE 1813
Oficio del sabio peruano don José Gregorio Paredes a la junta de educacion

Remito a V.S. la adjunta nota, sobre los puntos que se sirvió encomendarme con tanto honor a la cortedad de mis conocimientos. Léjos de considerarla capaz de llenar su fin, suplico a V.S. dispense su brevedad i demas defectos, i vea en ella solamente el respeto que le profeso i mi prontitud a sus órdenes. —Dios guarde a V.S. muchos años. —Santiago de Chile, i julio 5 de 1813. —Gregorio Paredes. —Señores de la junta superior de educacion.


La anatomía ocupa el primer lugar en el conocimiento físico del hombre, i es la base mas sólida en que estriba el arte de reparar sus quebrantos. El estudio de los órganos debe preceder necesariamente al de las funciones, como el del recto ejercicio de éstas, al de las lesiones que pueden esperimentar, en que consisten las enfermedades. La anatomía con la fisiolojía, su compañera inseparable en las aplicaciones prácticas al arte de curar, despues de recorrer todas las partes de la economía animal, descubre las que son conjéneres, o que tienen tendencia a un mismo fin; proporciona reducirlas a ciertas clases, coordinarlas con método, descubrir sus simpatías o correspondencias, i esparce una luz sobre la parte que tienen en la produccion de los fenómenos morbosos que, al paso que conduce al profesor por el confuso caos de los síntomas al descubrimiento de la causa productiva, fija sus incertidumbres i lo asegura en sus dictámenes. Entre la observacion de los desórdenes sensibles i la administracion de los auxilios adecuados a correjirlos, debe intervenir una serie de raciocinios, acerca de las partes orijinal i principalmente afectas de las vias por donde se introducen los medicamentos, i de las modificaciones que esperimentan hasta ponerse en contacto con ellas; sin los cuales el ejercicio médico queda reducido a un ciego i grosero empirismo. Mas, cuando los males son de naturaleza que solo pueden socorrerse con operacion manual, por la estirpacion, separacion o union de algunos órganos, es tan absoluta la necesidad de su previo conocimiento, que si falta, será forzoso abandonar el caso al curso muchas veces fatal de la naturaleza, o aventurar un riesgo mayor que el daño que se intenta remediar. Unas verdades tan palpables, fortificadas con el conocimiento esperimental del engrandecimiento en que se ha puesto el arte quirúrjico, despues que, restauradas las ciencias, ocupó la anatomía el lugar que se merecía de la consolidacion, esclarecimiento i aujes que recibieron los metodos ántes vagos i oscuros de la medicina interna, han dictado a todas las naciones ilustradas los reglamentos que sujetan a los individuos, que se destinan a una u otra facultad, al estudio preliminar de la anatomía i nó como quiera, sino práctico i usual. Consiguientes a ellos son, no solo la creacion de maestros públicos de la ciencia, sino tambien la ereccion de edificios adecuados a teatros en que se hagan las demostraciones, con todas las facilidades i medidas que exije la adquisicion penosa, disgustante i muchas veces arriesgada de esta clase de conocimientos. La historia médica recuerda con dolor la pérdida de profesores ilustres, sacrificados a los impulsos de una dedicacion imprudente.

Al emprender un establecimiento de esta naturaleza, conviene siempre estender las miras, de aquel estado de pequeñez que tienen todas las cosas en sus principios, a las creces de que son susceptibles con el tiempo i cultivo, para que, en cuanto esté de parte de la fundacion, no se opongan embarazos a los ulteriores progresos, sino que ántes bien, los auxilios que se tengan a mano propendan i conviden a ellos. Felizmente un anfiteatro anatómico es de los establecimientos científicos ménos costosos i segun ésto, es tanto mas sensible que un pequeño ahorro en gastos, que tal vez no vuelven a repetirse, priven de unas ventajas, que si se logran, nunca deben reputarse caras.

Un anfiteatro debe, desde luego, hallarse en proximidad de un hospital, si puede ser, de ambos sexos. Su salon principal, de competente capacidad, ochavado o cuadrilongo, debe estar en piso seco, i contar con paredes altas, con claraboyas capaces, abiertas por todos lados, que proporcionen toda la luz i ventilacion posibles. Una cátedra en cabecera, una o dos órdenes de asientos cómodos al rededor, i una mesa en el medio, capaz de recibir el cadáver con comodidad i aseo, son todos sus adornos. Al efecto, suele hacerse de piedra que admita buen pulimento, con reborde en el contorno, i leve descenso hácia el medio, a manera de un azafate, el cual entra en un cajon robusto de madera colocado sobre un pié maciso; la mesa i el pié se taladran de alto abajo por su centro, i con esto la sangre i demas humores que salen del cadáver, desaguan en un sotanillo, que tiene su abertura al esterior de la sala, por donde se entra a limpiarle. Al lado del salan principal debe haber otro, que sirva de depósito de los varios útiles que se necesitan, i ademas una habitacion destinada al portero i custodio del anfiteatro, que debe ser uno de los estudiantes.

Los utensilios del anfiteatro pertenecen unos a las disecciones, i los otros miran mas directamente a la enseñanza. Son de los primeros, una o dos cajas de instrumentos propios de las preparaciones anatómicas; escalpelos, tijeras, tenáculos, sierras, levadores, etc,: unas sábanas para el aseo i decencia de los cadáveres; unas cubetas i esponjas para la limpieza de la mesa, instrumentos, etc., i finalmente, unos hornillos i vasijas para fumigaciones, siempre que se tema infeccion. Éstas se hacen, o por el desprendimiento del gas nitroso, empleando el nitro i el ácido sulfúrico, o por