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Las personas de la Iglesia dirán: Comprendemos. Pero usted se refiere al Edén. No hay ninguna relación con la historia de los pueblos orientales.— ¡Es verdad; pensaba en el Edén! ¡Qué tiene que ver con mi sueño esa pureza de las razas antiguas!

Los filósofos: El mundo no tiene edad. La humanidad simplemente se desplaza. Usted está en Occidente, pero es libre de habitar en su Oriente, tan antiguo como le haga falta,— y habitar ahí a sus anchas. No sea un perdedor. Filósofos, ustedes viven en su Occidente.

Espíritu mío, estate atento. Nada de medios de salvación violentos. ¡Ejercítate!— ¡Ah! ¡La ciencia no avanza lo suficientemente rápido para nosotros!

—Pero percibo que mi espíritu duerme.

Si se despertara siempre bien a partir de ahora, pronto estaríamos en la verdad, ¡que tal vez nos rodea con sus ángeles llorando!... —Si hubiera estado despierto hasta ahora, ¡yo no habría cedido a los instintos deletéreos en una época inmemorial!... —Si siempre hubiera estado bien despierto, ¡yo bogaría en pura sabiduría!...

¡Oh, pureza! ¡Pureza!

¡Es este minuto de vigilia el que me ha dado la visión de la pureza!— ¡Por medio del espíritu se llega a Dios!

¡Desgarrador infortunio!