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Recordación Florida. 119

parece en la demostración de la gallardía de sus principios que fuera obra maravillosa y admirable si se pusiera en efecto la perfección de su arquitectura.

El claustro y casa del cura doctrinero es capacísima, con habitaciones altas y bajas de excelente y espaciosa traza, con todas las oficinas que pide una habitación religiosa, jardines y huertas con estanques, pilas y fuentes de pulida y decorosa arquitectura; que así lo advertí y reparé muchas veces, siendo cura vicario deste pueblo el predicador general Fr. Juan de Rivera, del orden de Predicadores, íntimo amigo mío y religioso verdaderamente de loables prendas, gran ministro y de superior talento y don de gobierno.

El templo, á la correspondencia desta casa, es grave, suntuoso, claro, de dilatada longitud, y de robusta, firme y lustrosa arquitectura, en que resplandece y se goza el aseo y primor de la escultura en un maravilloso y excelente retablo que llena y autoriza toda la testera de la capilla mayor; sin otros de los altares de cofradía, que ennoblecen y adornan todo lo demás de la bella circunferencia del templo, que resalta y resplandece más con el rico y crecido adorno de frontales costosos, cálices, blandones, lámparas de sumo precio, con casullas, capas, dalmáticas, paños de atril y de púlpito correspondientes á la materia y tela de los frontales, y mangas de cruz, y otros adornos y alhajas de sacristía, que se suponen en un pueblo rico y en que por tan dilatado y feliz número de años ha administrado el celo y vigilante caridad de una religión tan devota, tan docta y tan pía como la de mí señor Santo Domingo, que con tanto esmero y incansable fatiga procura el bien y enseñanza de sus feligreses indios, y el mayor culto y resplandor de sus iglesias, de que ellas son los testigos más abonados. Pues es visto que siendo este pueblo tan frecuentado de los Presidentes y Obispos, hubieran reparado y enmendado el defecto que se hubiera reconocido; no siendo menos el adorno de excelentes órganos y numerosas y crecidas campanas, sin que le falte para grande á este maravilloso y peregrino templo cosa alguna. Antes bien se repara en la situación de su plan-