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de qu ela república es justa, quando cada uno de los tres órdenes que la componen hace únicamente lo que es su oficio. Glauc. Creo que lo tengamos muy presente. Soc. Debemos pues tener en la memoria que cada cual de nosotros será justo y vivirá arreglado, quando cada una de las potencias del alma obre allá en su interior del modo que más conviene á su naturaleza. Glauc. Y mucho que deberemos acordarnos. Soc. Luego á la razon conviene el mandar, siendo ella en quien reside la prudencia, y la que tiene inspeccion sobre toda el alma; y á la ira el obedecer y ayudarla. Glauc. Todo es así como decís. Soc. Por qué otra via pues se podrá conservar una perfecta consonancia entre estas dos partes, sino por esra mezcla de la música y de la gymnástica de qu ehemos hablado mas arriba, cuyo sefectos serán, de un lado, alimentar, dilatar, y fortificar la razon con discursos hermosos y con el estudio de las ciencias; de otro lado, remitir, suavizar, y apaciguar la cólera con el encanto del número y de la armonía? Glauc. Yo no veo otro medio de concordarlas entre sí. Soc. Estas dos partes del alma, de este modo adiestradas é instruidas de su verdadera obligacion, tendrán á raya al apetito sensitivo, que ocupa la mayor parte de nuestra alma en órden á todo, y que por su naturaleza es insaciable. Ellas cuidarán, no sea que repleto de los placeres corporales se aumente y fortifique de manera, que no solo se salga de los límites de