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desea otra cosa que beber; esto es lo que apetece, á esto unicamente se inclina. Glauc. La cosa es evidente. Soc. Si pues quando ella se inclina á beber, la retrae alguna cosa, este no puede ser el mismo principio, sino distinto de aquel que exita en ella la sed y la arrastra como á una bestia acia la bebida: por que nosotros decimos, que un mismo principio no puede producir dos efectos opuestos en órden al mismo objeto. Glauc. Ciertamente que no. Soc. Á la manera que se haria muy mal en decir de un flechero, que con sus manos tira el arco ácia sí , y le separa al mismo tiempo: pero si dicen muy bien de él, que tira el arco á sí con la una mano, y que le separa con la otra. Glauc. En todo teneis mucha razon. Soc. No se encuentran por ventura algunas gentes que tienen sed, y no quieren beber? Glauc. Se encuentran con freqüencia y en gran número. Soc. Qué pensariamos de estas gentes, sino que hay en su alma un principio que les manda beber, y otro que se lo prohibe, el cual predomina al primero? Glauc. Por lo que á mi hace, así lo pienso. Soc. Este principio que les prohibe beber, no es á dicha, la razon? mas aquel que les mueve y les impele, no es una conseqüencia de la enfermedad ó de algun otro afecto del cuerpo? Glauc. Es evidente. Soc. Con justicia pues decimos, que son dos principios distintos el uno del otro, y que nosotros llamamos razon á esta parte de nuestra alma que es un principio del raciocinio; y