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otro alguno; sino de su contrario, esto es, del injusto. Polem. Paréceme, Sócrates, que vos teneis mucha razon. Sóc. Si pues alguno dixese que la justicia consiste en dar á cada uno lo que le es debido, y entiende por esto que el hombre justo no debe á sus enemigos sino mal, como bien á sus amigos, no seria sábio hablando de este modo; porque no diria verdad y porque acabamos de ver que jamás es justo dañar á nadie (31). Polem. Estamos de acuerdo. Sóc. Luego nos opondremos á una tú y yo, si alguno se atreviese á proferir que semejante máxima es de Simonides, ó de Blas (32), ó de Pitaco (33), ó de algun otro de los hombres sábios y bienaventurados. Polem. Pronto estoy á sostener con vos la disputa. Sóc. Pero sabeis vos de quién me parece esta máxima, que es justo hacer bien á los amigos y daño á los enemigos? Polem. De quién? Sóc. Yo creeria que ella era de Periandro (34), ó de Perdiccas (35), ó de Xerxes (36), ó de Ismenias (37) el tébano, ó de algun otro hombre rico que hiciese vanidad de ser muy poderoso. Polem. Decís mucha verdad.

Sóc. Enhorabuena. Pero pues que la justicia ni lo justo consiste en esto, desearia yo que alguno me dixese en qué consiste. Durante nuestra disputa intentó interrumpirnos muchas veces Thrasimaco (38); pero los que estaban á su lado se lo impidieron, con el deseo que tenian de oirnos. Mas luego que cesamos de hablar, y de proferir yo lo que llevo dicho, no pudo contenerse