Página:Plagiado (1896).djvu/50

Esta página no ha sido corregida
42
PLAGIADO

había hecho un espejo en que los hombres podían leer lo porvenir; tenía que haber sido de otra materia distinta del carbón encendido, porque en todas las formas y figuras que contemplé en aquel fuego, no había nada parecido á un buque, á un marinero, ni que remotamente me presagiara todas las tribulaciones que iban á desencadenarse contra mí.

Lleno, pues, de presunción, subí las escaleras y puse en libertad á mi preso. Me dió los buenos días de un modo cortés, é hice lo mismo con él, sonriendo desde las alturas de mi suficiencia. Pronto nos sentamos á la mesa á desayunarnos, como si tal cosa hubiera pasado.

—Y bien, señor, le dije con acento semi—burlón,—¡no tiene Vd. nada más que decirme? Y como no me dió respuesta alguna, continué: me parece que es tiempo de que nos entendamos mutuamente. Vd. me ha tomado por un pobre campesino, un Juan Lanas, sin más inteligencia ó valor que una estaca. Yo lo tomé a Vd. por un hombre bueno, ó por lo menos no peor que los demás.

Me parece que ambos nos hemos equivocado. ¿Qué motivos tiene Vd. para temerme, para engañarme, para atentar contra mi vida? . . .

Murmuró algo acerca de una chanza, y que le agradaba dar una broma pesada; y entonces, al verme sonreir, cambió de tono y me aseguró que después de almorzar me lo aclararía todo. Ví en su rostro que no tenía á la sazón ninguna mentira de que echar mano, aunque trabajaba para preparar una; y creo que estaba á punto de decírselo, cuando fuimos interrumpidos por unos golpes dados á la puerta.

Le dije á mi tío que no se moviera de su asiento, y