Página:Plagiado (1896).djvu/43

Esta página no ha sido corregida
35
CORRO UN GRAN PELIGRO EN CASA DE MI TÍO

(lo que me pareció muy acertado), que se iba poniendoviejo y algo cascado, y que esperaba de mí que le ayudase en el manejo de la casa y del jardincillo.

Le respondí que estaba dispuesto á ayudarle.

—Muy bien, dijo,—comencemos. Sacó de su bolsillo una llave mohosa, agregando: aquí está la llave de la torre en la extremidad de la casa; pero solo se puede penetrar en ella por la parte exterior, porque ese lado de la casa no está concluído. Anda, sube las escaleras y tráeme la caja que está arriba. Hay papeles en ella,—agregó.

—8 Puedo tener una luz, señor?—pregunté.

—No,—dijo con aire astuto, en mi casa no hay luces.

—Muy bien,—dije.— Son los escalones buenos?

—Muy grandes,—contestó; y cuando ya me iba, agregó;—arrímate á la pared, pues no hay pasamanos.

Pero los escalones son anchos.

—Salí. El viento silbaba á los lejos, aunque ni el más leve hálito se sentía en los alrededores de la casa de mi tío. La noche era muy obscura; y me alegraba de poder ir palpando la pared, hasta que llegué á la puerta de la torre de la escalera en la extremidad del ala de la casa por concluir. Había introducido la llave en la cerradura y le había dado vuelta, cuando de repente ví todo el cielo iluminado, obscureciéndose luego. Me cubrí los ojos con las manos para acostumbrarme de nuevo á las tinieblas, y á la verdad que estaba casi ciego cuando penetré en la torre.

El interior estaba muy obscuro, y apenas se podía respirar; pero me adelanté palpando con las manos y arrastrando los pies, hasta que con una mano toqué la pared y con la otra la extremidad inferior de la escalera. La