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PLAGIADO

Se sentó por un momento todo trémulo, con las miradas fijas en su plato.

— Era el único hermano que he tenido;—agregó, pero con extremada frialdad, y tomando la cuchara continuó cenando, aunque todavía tembloroso.

Lo que acababa de suceder, el haber puesto manos en mi persona, y la repentina declaración de su amor hacia mi difunto padre, eran para mí cosas tan incomprensibles que á la vez me llenaron de temor y de esperanza. Por una parte, comencé á figurarme que mi tío estaba quizás loco y podría ser peligroso; por otra, recordé una balada que había oído cantar acerca de la historia de un pobre muchacho que era el legítimo heredero de un pariente malvado que había tratado de arrebatarle su herencia.

Por qué se comportaba mi tío como lo hacía con un pariente, que había venido á su casa, casi un mendigo, á no ser que tuviera algún motivo para temerle?

¿ Con esta idea, fija en la mente, aunque no del todo clara, comencé á imitar sus miradas de soslayo, de modo que estábamos sentados á la mesa á manera de un gato y un ratón que se observan á hurtadillas. Ni una palabra más me habló, pero bien se echaba de ver que estaba meditando algo; y cuanto más tiempo permanecimos sentados y más le miraba, tanto más me iba convenciendo de que no meditaba nada que me fuera favorable.

Cuando acabó de comer, llenó su pipa, como había hecho en la mañana, dió media vuelta á la silla junto á la chimenea, y se puso á fumar dándome la espalda.

—David,—dijo al fin, he estado pensando, y siguió á esto una pausa, y después continuó. Hay una corta suma de dinero que medio que te prometí antes de que