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PLAGIADO

la gaveta que volvió á cerrar con llave. Luego se sentó al sol, junto á una de las ventanas, y se puso á fumar silenciosamente. De vez en cuando sus ojos se fijaban en mí, y me hizo unas cuantas preguntas, una de las cuales fué"¿Y tu madre ? "—Y cuando yo le contesté que ella también había muerto—“ ¡Ah! sí; era una buena muchacha! "Luego después de una gran pausa, me dijo"¿Quiénes son esos amigos tuyos?"Le dije que eran varios caballeros del apellido de Campobello, aunque en realidad solo uno, y ese era el ministro, se había interesado por mí; pero ya comenzaba yo á pensar que mi tío no hacía mucho caso de mi posición, y hallándome á solas con él no deseaba que me supusiese completamente desvalido.

Parecía que meditaba algo en sus adentros, y me dijo: —David, amigo mío, has hecho perfectamente en venir á la casa de tu tío Ebenezer. Yo me intereso mucho por la familia y pienso hacer contigo lo que es justo; pero mientras medito un poco en la carrera que más te conviene, si las leyes, el sacerdocio, ó quizás el ejército, que es lo que más gusta á los jóvenes,—no quisiera ver á los Balfours humillados ante los Campobellos un solo momento, y te pido por lo tanto que cierres la boca y no los menciones. No hay necesidad de cartas, de mensajes, ni de recomendación de nadie; ó de lo contrario,—ahí está la puerta.

—Tío Ebenezer,—le dije,—no tengo motivos para suponer otra cosa sino que Vd. piensa en mi bien.

Pero con todo eso, conviene que se sepa que tengo también orgullo y amor propio, y que no he venido aquí por mi gusto y