Página:Plagiado (1896).djvu/216

Esta página no ha sido corregida
208
PLAGIADO

bajo el amparo de la noche; pero la mayor parte del tiempo vivía completamente solo, sin tratar con otras personas que sus centinelas y los mozos que le servían en la jaula. Lo primero que hacía por la mañana uno de sus sirvientes, que era un barbero, era afeitarle y comunicarle las noticias del país, las cuales tenía suma curiosidad en saber. Sus preguntas eran sin fin, como si fuera un niño, y con algunas de las respuestas reía desaforadamente, y rompía de nuevo á reir varias veces en el curso del día con solo recordarlas.

Seguramente tenían estas preguntas un objeto, porque si bien se encontraba aislado, y se veía, como otros caballeros escoceses, privado de todo poder y autoridad legal, ejercía aún una justicia patriarcal entre su gente. Allí, en su escondrijo, decidía las cuestiones y disputas que se suscitaban entre las gentes de su país, y éstas que no habrían hecho caso de los decretos y sentencias de un tribunal de justicia, deponían sus resentimientos, pagaban sus deudas y cumplían lo que ordenaba este hombre confiscado, fuera de la ley y perseguido como bestia feroz. Cuando se incomodaba, lo que sucedía con harta frecuencia, daba sus órdenes y amenazaba con castigos, como si fuera un rey absoluto; y sus sirvientes temblaban y se alejaban de él como niños ante la cólera de un padre violento. Cuando entraba en su casa, estrechaba ceremoniosamente la mano de cada uno de los presentes, haciéndose todos al mismo tiempo un saludo militar con el gorro. Se me presentó, pues, una buena oportunidad de ver cómo funcionaba un grupo de gentes de las Tierras Altas de Escocia; y esto con un jefe condenado y fugitivo, con su distrito conquistado y recorrido por soldados en todas direcciones en busca