Página:Plagiado (1896).djvu/154

Esta página no ha sido corregida
146
PLAGIADO

pagación de la doctrina cristiana enviaba á trabajar á los parajes más agrestes de las Tierras Altas de Escocia.

Se llamaba Henderland; hablaba con el acento de mi tierra, y esto ya me lo hizo mirar con particular interés, que se aumentó cuando supe que el libro que iba leyendo, era precisamente el de los himnos y cantos religiosos que mi buen amigo el ministro de Essendean había traducido en gaélico, y que eran tenidos en gran estimación por Henderland, quien los usaba en sus trabajos de misionero.

Seguimos juntos nuestro camino, pues ambos nos dirigíamos al mismo punto. Mi compañero se detenía con frecuencia y hablaba con todos los transeuntes y labradores que encontrábamos; y aunque no puedo decir de que trataban, podía sin embargo juzgar que era muy querido en el país, porque observé que muchos sacaban sus cajitas de rapé y le ofrecían un polvo.

Acerca de mis asuntos le dije lo que me pareció prudente, sin mentar para nada á Alán, agregando que iba á Balachu donde me esperaba un amigo.

Por su parte me habló mucho de sus tareas y de la clase de gentes entre quienes trabajaba, me informó acerca del escondite de los sacerdotes y Jacobitas, de la ley de desarme, de la que prohibía ciertos trajes, y de otras muchas cosas de actualidad. Parecía moderado en sus opiniones políticas, censurando al Parlamento en muchas cosas, especialmente por haber expedido una ley más severa contra los que se vestían de cierto modo, que contra los que portaban armas.

Esta moderación me hizo preguntarle acerca del Zorro Rojo y de los arrendatarios de Apín ; preguntas que creí