Página:Plagiado (1896).djvu/103

Esta página no ha sido corregida
95
EL SITIO DE LA CÁMARA

en mano y la espada sobre las rodillas. Entonces me despertó, y estuve de guardia tres horas, antes de terminarse las cuales era ya día claro, con una mañana muy tranquila, un mar que se agitaba suavemente y una fuerte lluvia que caía ruidosamente sobre el techo. Durante mi guardia no aconteció nada de particular; y por los golpes que daba el timón comprendí que no había ninguno que lo manejara. Y así era; pues, como supe después, eran tantos los heridos ó muertos, y el resto se hallaba en tal disposición de espíritu y de tan mal humor, que el capitán y el Sr. Riach tenían que alternar, como Alán y yo, ó el bergantín se habría visto arrojado contra la costa. Fué no poca fortuna que la noche se hubiera vuelto tan tranquila, pues el viento se aplacó tan pronto como empezó á llover. Pero á pesar de todo juzgué por los chillidos de un gran número de gaviotas que se agitaban en rededor del bergantín, que debíamos hallarnos muy cerca de la costa ó en una de las islas Hébridas; y al fin, mirando por la puerta de la cámara, ví las grandes colinas pedregosas de una isla á la derecha, y otra un poco más hacia la popa.