amigo! exclamó en una especie de éxtasis—¿No soy un gentil combatiente?
Y diciendo esto se dirigió á los cuatro enemigos y los arrastró uno tras otro fuera de la cámara. Y mientras hacía esto, no cesó de tararear y cantar y silbar para sí, como quien desea recordar la tonada de una canción; con la diferencia de que él no trataba de recordar una tonada sino de componer una nueva. Al fin se sentó á la mesa, espada en mano; la tonada que estaba componiendo empezó á ser cada vez más clara y perceptible, hasta que finalmente rompió, con poderosa voz, en una canción gaélica.
La cantó después muy amenudo, y se hizo popular.
Así es que la he oído muchas veces, y también muchas veces me la han explicado. He aquí una traducción: De la espada de Alán el canto es este: La construyó un armero, El fuego la ha templado, Y en manos de Alán Breck ahora ha brillado.
Muchos sus enemigos y arrogantes: Contra él todos vinieron, Más de un arma en sus manos se ostentaba, Y la espada de Alán sola allí estaba.
En manadas va el corzo en las colinas; Ellos son muchos, la colina es una.
El corzo desparece, Y firme la colina permanece.
Venid de las colinas y brezales Y de las islas que los mares bañan, ¡ Oh águilas! venid, cortad el viento; Aquí os ofrece Alán vuestro alimento.