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CXLIII
Estudio preliminar

Dryden, pues, habfa eslablecido que el fia de la tragedia era de fndole puramente moral: upurgar nuestras pasiones y hacernos eompasivos por medio del terror y de la compasión.» Y de aquf sus preceptos: «la de haber siempre en el drama una moral: «la Justicia Poética debe caer al in sobre el malvado»; pera «para que baya lugar á la compasión, los caracteres serán casi virluosos, si bien maculados por fragilidades.» En una palabra, «la moral ha de dirigir la acción», etc.

«Shakespeare (dice Johnson) sacriflca la virtud á la conveniencia, y pone más estudio en agradar que en instruir...

Parece escribir siempre sin ningún fin moral. No hace la justa distribución del mal y del bien; y lleva á sus personajes indiferentemente por lo justo y por lo injusto;-falta que de ningún modo puede ser imputada á la barbarie de su época»...

Dada la poderosa autoridad de Dryden y de Johnson, estas aseveraciones debian ejercer y ejercieron influencia despótica sobre todos los tratadistas, comentadores y crilicos. «El drama ha de tener un fin moral», repetian en coro: y que hay una «JUSTICIA POÈTICA», y á ella debo ajustarse la composición, llegó á pasar punto menos que por axioma.

Y claro es que, no conformándose con semejante axioma, el Teatro del gran Shakespeare tenfa que ser, nemine discrepante, anatematizado y proseripto; lo cual siu duda habría sido de lanentar, pero siempre hubiera sido lo de menoa, Lo de más fué que muchos partidarios de la Justicia Poélica pusieron mano en las catástrofes de SHAKE.

Shakespeare para introducir en ellas la moral de que el injusto Autor las habia privado. Ni Dúncan ni Banquo debían morir en Macheth, ni Desdémona en Olelo, ni Cordelia ni Lear