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MORALISTAS GRIEGOS.

XLI.

Conviene que te prescribas una cierta manera de vivir ó una ley que observes inviolablemente en cualquiera parte que puedas estar, sea conversando entre los hombres ó retirado en tu vida privada.

XLII.

Guarda el silencio cuanto te fuere posible. Nunca digas sino lo que absolutamente es necesario, y en ello emplea las menos palabras que pudieres.

Cuando se ofrezca la ocasión de hablar no te pongas á discurrir de los gladiadores, ni de los juegos del circo, ni de los luchadores, ni del comer y beber, ni de todas las demás impertinencias con que la mayor parte del mundo se entretiene. Mas sobre todo, advierte que en tus discursos no uses de alabanzas ni desprecios, ni hagas comparación de personas.

XLIII.

Cuando estuvieres entre tus amigos, si la conversación fucre poco honesta, haz cuanto pudieres para hacerlos mudar de discurso; mas, si estás entre extraños, no hables palabra.