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MORALISTAS GRIEGOS.

teriales, no con los ojos del cuerpo, pero no por eso[1] con menor evidencia y claridad.

Con la frecuente reflexión de que todas las cosas en cierto modo han sido tales antes de ahora cuales existen al presente, podrás también formar juicio de las futuras, y ponerte á la vista los dramas enteros y las escenas uniformes, teniendo conocimiento de cuanto has adquirido por la experiencia y aprendido de la historia antigua: por ejemplo, toda la corte de Adriano, la corte entera de Antonino, toda la corte de Filipo y de Creso; porque todas ellas eran muy semejantes, diferenciándose solamente por los distintos personajes que entonces representaban[2].

Imaginate que todo aquel que se aflige y disgusta por cualquiera suceso, se asemeja á un cerdo que, llevado al matadero, cocea y gruñe mucho: semejante al mismo es también aquel que á sus solas, echado sobre un escaño, llora su desdicha[3]. Considera tam- [1] Del mismo parecer es San Ambrosio de Sacram., lib. 1, cap. II. Meliùs videntur, que non videntur, quảm qua videntur.

[2] Gatakero supone que debe entenderse ó suplirse al fin del párrafo un rpattdueva, ú otra voz equivalente. El nombre de drama, escena, fábula y tragedia siempre ha sido muy usado para significar los sucesos humanos. en especial los de una Corte. Chris. Coler., epist. de Stud. Polit. Eudem fabula nunc luditur, que olim; tantum person cæ mututa sunt.

[3] Seguimos la corrección que Gatakero hace en el texto, leyendo así : ownj. inivonoov &t triv Evdeaiv huor, xa: du cet. Si M. Aurelio habla de los sucesos exteriores que no dependen de nuestra voluntad ni de nuestra industria, la sentencia no debe ser criticada, con tal que aquel ixualwsineoda se refiera á la acción externa de seguir. Pero si habla de lo que interior ó exteriormente pende de nuestro arbitrio, no dejando en nuestra mano el poder impedirlo, sino el poder seguirlo con una voluntariedad espontánea, ó ya nos resti-


  1. 1,0 1,1
  2. 2,0 2,1
  3. 3,0 3,1