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Gustavo A. Becquer

¡Estaba en un desierto! Aunque á mi oído
De las turbas llegaba el ronco hervir,
Yo era huérfano y pobre... ¡El mundo estaba
Desierto... para mí!


LXVI.


¿De dónde vengo?... El más horrible y áspero
De los senderos busca;
Las huellas de unos pies ensangrentados
Sobre la roca dura;
Los despojos de un alma hecha jirones
En las zarzas agudas;
Te dirán el camino
que conduce á mi cuna.

¿Adonde voy? El más sombrío y triste
De los páramos cruza;
Valle de eternas nieves y de eternas
Melancólicas brumas.
En donde esté una piedra solitaria
Sin inscripción alguna,
Donde habite el olvido.
Allí estará mi tumba.