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Biblioteca de Gaspar y Roig.

sio y su aguja; al occidente S. Cloud y su castillo. Hé aqui el Paris que veian desde lo alto de las torres de Ntra. Sra. los cuervos que vivian en 1482.

De esta ciudad sin embargo dijo Voltaire «que antes de Luis XIV no poseia mas que cuatro buenos monumentos;» el cimborrio de la Sorbona, el Val-de-Grace, el Louvre moderno y no sé que otro... el Luxemburgo tal vez. Esto por fortuna no impide que Voltaire sea el autor del Cándido, y entre todos los hombres que se han sucedido en la larga serie de la humanidad, el que mas ha descollado en lo que se llama risa diahólica. Esto prueba ademas que se puede tener mucho talento y no entender una palotada en un arte que no se ha estudiado. No creia Moliere hacer mucho favor á Rafael y á Miguel Angel llamándolos los Mignards de su siglo.

Pero volvamos á Paris y al siglo xv.

No era entónces Paris una hermosa ciudad solamente, sino una ciudad homogénea, mi producto arquitectural é histórico de la edad media, una crónica de piedra. Era una ciudad formada solo de dos capas, la bizantina y la gótica , porque la romana habia desaparecido hacia mucho tiempo, excepto en las Termas de Juliano, donde aun rompia la ancha corteza de la edad media. En cuanto á la capa célta no se hallaban ya muestras de ella, ni aun siquiera en las escavaciones hechas para abrir los pozos.

Cincuenta años despues, cuando el renacimiento mezcló á esta unidad tan severa y sin embargo tau variada el lujo destumbrador de sus caprichos y de sus sistemas, sus delirios de semicirculos romanos, do columnas griegas y de basamentos góticos, su escultura tan suave y tan ideal, y su gusto particular de arabescos y de acantos, su paganismo arquitectónico contemporáneo de Lutero, Paris fue tal vez nias bello todavia, si bien menos armónico á la vista y al pensamiento. Pero aquel espléndido momento duró poco, porque el renacimiento no fue imparcial; no se contentó con edificar, quiso demoler; verdad es que necesitaba espacio. Por eso el Paris gótico no estuvo completo mas que un minuto; estaba acabándose Santiago de la Boucnerie, cuando ya se empezaba la demolicion del antiguo Louvre.

Desde entónces, la gran capital ha ido perdiendo su forma por dias. El Paris gótico bajo el cual desaparecia el Paris bizantino. ha desaparecido a su vez, ¿pero se sabe que Paris le ha reemplazado?

Existe el Paris de Catalina de Médieis, en las Tullerias, el Paris de Enrique II, en la casa de la Ciudad, dos edificios notables aun por su gusto; el Paris de Enrique PV, en la plaza real; fachadas de ladrillos con ángulos de piedra y techos de pizarra; casas tricolores; el Paris de Luis XIII, en el Val-de-Gracc; una arquiteclura aplastada y rechoncha, hóvedas por el estilo de las asas de los cestos, y no sé que de panzudo en las columnas, y de jorobado en la media naranja; el Paris de Luis XIV en los Inválidos; grande, rico, dorado y frio; el Paris de Luis XV en S. Sulpicio; volutas, lazos, cintas, nubes, fideos v escarolas, todo de piedra, el Paris de Luis XVI en el Panteon, S. Pedro de Roma mal copiado; el Paris de la República, en la escuela de medicina; pobre gusto griego y romano que se parece al coliseo y al partenon, como la constitucion del año Illá las leyes de Minos; llámase en arquitectura el busto mesidor el Paris de Napoleon, en la plaza Vendome; este Paris es sublime; una columna de bronce hecha con cañones; y el Paris de k Restauracion en la Bolsa; una columnata muy blanca que sostiene un friso muy lustroso: todo es cuadra do, y ha costado veinte nullones de francos.

A cada uno de estos monumentos caracteristicos van anejas, por cierta simpatia de forma y manera, una cierta cantidad de casas esparcidas en varios cuarteles y que fácilmente distingue y clasifica por fechas la vista del inteligente. El que sabe ver las cosas adivina espiritu de un siglo y el carácter de un rey con solo ver una aldaba de una puerta.

El Paris actual no tiene por consiguiente ninguna ¡sonomia general, y redúcese á una coleccion de nuestras de muchos siglos, y las mejores han desiparecido. La capital no aumenta mas que eh casas, y qué casas ! Al paso que va Paris es posible que se •enueve de cincuenta en cincuenta años; y por eso la significacion histórica de su arquitectura va desapareciendo por dias. A cada paso son menos frecuentes m él los monumentos y no parece sino que se ve irse poco á poco ahogando entre las casas. Nuestros padres Nenian un Paris de piedra; nuestros hijos tendrán un Paris de yeso.

En cuanto á los monumentos modernos del nuevo Paris, nos dispensamos hablar de ellos, y no seguramente porque no les tributemos la condigna admiraiou. La Sta. Genoveva de Mr. Soufflol esá punto lijo 1 mas elegante pastel de Saboya que han construido en piedra los humanos: el palacio de la Legion de Honor es tambien un bocado de pasteleria muy exquisito. El cimborrio del Mercado del trigo es un casquete de Jockey ingles sobre una escalera muy larga. Las torres de S. Sulpicio son dos enormes clarmetes, lo que constituye una forma como otra cualquiera; el telégrafo, estevado y gesticulador, forma un amable accidente en su techumbre. S. Roque tiene una portada que solo es comparable, en punto á magnificencia, a Santo Tomas de Aquino; tiene lambien urt calvario corcovado en un sólano, y un sol de madera dorada: cosas todas en alto grado maravillosas. La linterna del laberinto del Jardm de Plantases tambien muy ingeniosa. En cuanto al palacio de la Bolsa, que es griego por su columnata; romano por sus arcos semicirculares, del renacimiento porsu gran hóveda rebajada, no se puede negar que es un monumento muy correcto y muy puro; y la prueba es que le corona un ático como no los habia en Atenas, bella linca recta graciosamente cortada aqui y allá con cañones de estufas. Añadamos que si es de ley que la arquitectura de un edificio esté lan bien adaptada á su destino que este se revole iumedialamente á la simple inspeccion del edificio, no hay admiracion que baste para contemplar un monumento que puede ser indiferentemente un palacio de rey, una cámara de Diputados, una Casa de la Ciudad, un colegio, un picadero, una academia, una aduana, un tribunal, un museo, un cuartel, un sepulcro, un templo, un teatro. Por el pronto es una lonja. Un monumento ademas debe ser correspondiente al clima, y este evidentemente ha sido construido exprofeso para nuestro cielo frio y lluvioso, pues tiene un techo casi plauo como en Oriente, por lo cual en invierno, cuando nieva, hay que barrer el techo: nadie ignora que los techos se hacen para ser barridos. En cuanto al uso que ántes digimos, no puede desempeñarle mejor; es lonja en Francia como hubiera sido templo en Grecia. Verdad es que no le ha costado poco Irabaio al arquitecto esconder el reloj que hubiera destruido la pureza de las bellas lineas de la fachada; pero tenemos en cambio aquella columnata que circunda el monumento, y bajo la cual, en los grandes dias de solemnidad religiosa, puede desarrollarse magestuo samente la procesion de los agentes de cambio y de los corredores de comercio.

No hay duda que son estos que decimos unos soberbios monumentos. Agréguense á ellos una multitud de calles cntrctenidas y variadas como la calle de Rivoli, y no perdamos la esperanzas de que Paris, á vista de pájaro, llegue á presentar algun dia aquella riqueza de lineas, aquella opulencia de detalles, aquella diversidad de aspectos, y aquel no sé qué de grandioso en su sencillez y de sorprendente en su belleza que caracterizan á un tablero de damas.

Sin embargo, por admirable que nos parezca el Paris del dia, construyamos en nuestro pensamiento