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LOS CRÍMENES DE LA CALLE MORGUE


¿Cuál era el canto de las Sirenas, ó qué nombre; tomó Aquiles cuando se escondió entre las mujeres y aunque cuestiones difíciles, no están fuera de toda conjetura.


Las facultades mentales definidas como las analíti­cas, son en sí mismas muy poco susceptibles de análi­sis. Las apreciamos únicamente en sus efectos. Sabe­mos de ellas, entre otras cosas, que son siempre para su poseedor, cuando las posee de una manera poco ordinaria, una fuente de vivísimos placeres. Así como el hombre fuerte se regocija en ejercicios que llamen sus músculos á la acción, el analista goza con esa actividad moral que desembrolla. Encuentra gusto hasta en las más triviales ocupaciones que pongan en juego su talento. Ama los enigmas, acertijos, jeroglí­ficos; exhibiendo en las soluciones de cada uno, un grado de penetración, que parece sobrenatural al vulgo. Sus resultados, obtenidos por la verdadera alma y esencia del método, tienen, á la verdad, todo el aspecto de la intuición.