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perdonase la vida á sus médicos de Egipto , á quienes por haber sido vencidos en competencia con el Griego habia condenado Darío á ser empałados ; el otro cuando obtuvo la: libertad para cierto adivino Eleo , á quien veia confundido y maltratado con los demas esclavos que habian sido de la co mitiva de Policrates .

CXXXIII. Entre otras novedades no mucho despues de dicha cura , sucedió un incidente de consideracion a la prin . cesa Atosa, hija de Cyro y esposa de Darío , á la cual se le formó en los pechos un tumor que una vez abierto se con virtió en llaga , la cual iba tomando incremento .Mientras el mal no fué mucho , la princesa lo ocultaba por rubɔr sin ha blar palabra; mas cuando vió que se hacia de consideracion se resolvió á llamar á Democedes y hacer que lo viese . El médico le dió palabra de que sin falta la curaria, pero con pacto y condicion de que la princesa jurase hacerle una gracia que él queria suplicarle , asegurándola de antemano que nada le pediria de que ella pudiera avergonzarse .

CXXXIV. Sanada ya Atosa por obra de Democedes, es tando en cama con Darío , hablóle asi, instruida por su mé dico de antemano: - « ¡Nomedireis, señor, por qué teneis ociɔsa tanta tropa sin emprender conquista alguna y sin dilatar el imperio de Persia ? A un hombre grande como vos, oh Dario , á un principe jóven , al soberano más poderoso del orbe , el honor le está pidiendo de justicia que haga ver á todos, con el esplendor de sus proezas , que los Persas tienen a su frente un héroe que los dirige . Por dosmotivos os conviene obrar así; por el honor, para que conozcan los Persas que sois un soberano digno del trono que ocupais; y por razon de Estado , para que los súbditos afanados en la guerra no tengan lugar de armaros alguna sublevacion. Y ahora que os veo en la flor de la edad quisiera miraros más . coronado de laureles, pues bien sabeis que el vigor del es píritu crece con la actividad del cuerpo, y al paso que en . vejece el último, suele aquel ir menguando hasta quedar