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Atenienses, á haceros nuestra peticion de parte de los Lacedemonios : redúcese á suplicaros que ni deis oido á las proposiciones del bárbaro, ni querais hacer la menor novedad en el sistema de la Grecia . Esto de ningun modo lo sufre la justicia misma; esto el honor de los Griegos no os lo permite ; esto con mucha particularidad vuestro mismo decoro os lo prohibe . Muchos son losmotivos que para no hacerlo teneis : el haber vosotros mismos sin nuestro consentimiento ocasionado la presente guerra; el haber sido desde el principio vuestra ciudad el blanco de toda ella ; el serlo ahora ya por vuestra causa la Grecia toda. Y dejados aparte todos estos motivos, fuera sin duda cosa insufrible que vosotros, Atenienses , habiéndoos preciado siempre de ser los mayores defensores de la ajena inde pendencia y libertad , fuerais al presente los principales autores de la dependencia y esclavitud de los Griegos. A nosotros, ainigos Atenienses, nos tiene penetrados de compasion esa vuestra desventura , cuando os vemos ya por la segunda vez privados de vuestra cosechas y por tanto tiempo fuera de vuestras casas despojadas, abrasa das y aruinadas por el bárbaro que os halaga . Pero os ha cemos saber ahora que para alivio de tanta calamidad los Lacedemonios con los otros Griegos aliados suyos se ofre cen gustosos á la manutencion , así de vuestras mujeres, como de la demas familia que no sirva para la guerra, y esto os lo prometen por todo el tiempo que continuare la actual. Por los cielos, Atenienses, no os dejeis engañar de las buenas palabras de Alejandro, que tanto os halaga y lisonjea de parte de Mardonio , en lo cual obra como quien es: un tirano patrocina á otro tirano amigo suyo. Pero vosotros no obrariais como quienes sois, si hiciereis lo que pretenden de vosotros, pues bien claro podeis ver, si no quereis de propósito cegaros , que nadie debe dar fe á la palabra, ni menos fiarse de la promesa de un bárbaro .» Asi fué como dichos embajadores se explicaron .