192 GINA LOMBROSO VÍ ZA DODDDADDADDEDDS DDD
la necesidad de que en él predomine el elemento sensual, es- tético, egoístico, que da lugar a tantas injusticias morales, filosóficamente justificadas por la misión selectiva, y de que en la mujer preponderen la razón y la abnegación indispen- sables para su cometido maternal.
Le macornidad, para que ha sido hecha, impregna tan profundamente el espíritu femenino, que hace que en la. mu- jer el ¿mor maternal, con toda su secuela de sacrificios, se confunda con todo otro amor, hasta el punto de considerar aquélla el amor recíproco entre madre e hijo como el único dechado de amor. Referid al amor maternal el amor de la mujer, y os explicaréis casi todas las diferencias que existen entre los respectivos conceptos que del amor se forjan el hombre o la mujer. Pensad otra vez en cuantas exigencias tiene el niño, y os explicaréis la confusión que la mujer es- tablece entre amor y abnegación y entre amor y sacrificio, así como también el exclusivismo de la mujer, ése su empe- ñarse en serlo todo para el amado, sus celos, y esa suerte de balanza de la justicia que por su gusto reinaría en las rela- ciones de los amantes; exigencias, pretensiones, celos que res- pondan a! concepto que del cariño se hace el pequeño por la madre, y al que es necesario que se forme la madre por el niño.
Este entiende por amor la consagración completa de los otros a su cuidado; acapara por entero a la madre- para su exclusivo servicio, y no sufre que atienda a nadie sino a él, siente celos de todo y de todos, aspira a ser el único centro de su vida, y durante algunos años hace de ella el único cen- tro de la suya, cifrando en la madre el cariño, lá admiración y la gratitud que se les puede tener a la nodriza, la amante y el amado. Ni que decirse tiene que si el niño no contase con la completa abnegación de la madre, que por entero se le con- sagra, no podría vivir; y si para la madre no fuese la pa- labra amor sinónimo de devoción absoluta, sino se le avivase el amor a medida de los sacrificios que por el hijo lleva a cabo, no podría criarlo, o por lo menos no encontraría pla- cer alguno en su crianza.
La mujer se engaña suponiendo que el hombre esta- blece entre amor y sacrificio, entre amor y exclosivismo, la
