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Plutarco.—Las vidas paralelas.

se le desacreditase: como que era hombre que preferia la gloria á la vida y al reino. Marchó entónces contra Darío para combatir segunda vez; pero habiendo llegado á sus oidos que Beso le habia apresado, licenció á los Tesalianos, añadiendo á sus soldados dos mil talentos de regalo.

Con la marcha y persecucion, que fué penosa y larga, habiende andado á caballo en once dias tres mil trescientos estadios, llegaron á flaquear y desalentarse la mayor parte, principalmente por la falta de agua. Allí se encontró con algunos Macedonios que en acémilas llevaban odres llenos de ella, y viéndole éstos mortificado de la sed, porque venía á ser entonces la hora del medio dia, llenaron sin dilacion el morrion, y se le presentaron; mas habiendo preguntado para quiénes conducian aquella agua, como respondiesen: «para nuestros propios hijos; pero viviendo tú otros tendremos si perdiéremos éstos; al oirlo tomó et morrion en las manos; pero volviendo la vista, y observando que los soldados de á caballo que le acompañaban todos tenian inclinada la cabeza y fijos los ojos en la bebida, volvió á entregar el morrion sin haber bebido, y dán doles las gracias les dijo: «Si yo solo bebiere, éstos desfalecerán todavía más;» y ellos, viendo su templanza y su grandeza de ánimo, gritaron que los condujese con toda confianza, y aguijaron los caballos: porque ni se cansarian, ni tendrian sed, ni se acordarían que eran mortales miéntras tuviesen un Rey como él.

La decision en todos era igual, y se dice que sin embargo sólo fueron unos sesenta los que pudieron llegar basta el campamento de los enemigos; en el que no hicieron cuenta del mucho oro y mucha plata que estaban amontonados, pasando tambien de largo por muchos carros de niños y de mujeres que andaban errantes sin conductor; sino que fueron siempre en persecucion de los primeros, porque entre ellos habia de estar Dario. Encontrósele coa dificultad, traspasado el cuerpo de dardos, tendido en