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CICERON.

una noche quinientos. Habiendo pasado la mayor parte de este tiempo en su quinta Tusculana, escribió á sus amigos que hacía la vida de Laertes, ó por juego y chiste, como lo acostumbraba, ó por prurito de ambicion de mando, no llevando bien el retiro. Rara vez venía á la ciudad como no fuese para visitar á César; y entonces era el primero que suscribia á los honores que se le decretaban, y que decia alguna cosa nueva en elogio de su persona y de sus hechos, como fué la relativa á las estatuas de Pompeyo, que César mandó levantar y colocar, habiendo sido antes derribadas; porque dijo Ciceron que César con este acto de humanidad levantaba las estatuas de Pompeyo para afirmar más las suyas.

Tenía pensado, segun se dice, escribir la Historia romana, entretejiendo con ella gran parte de la Griega, y recogiendo todas las fábulas y relaciones que corrian; pero vinieron á impedirselo negocios y sucesos públicos y privados, de los cuales la mayor parte parece que se los atrajo por su gusto. Porque, en primer lugar, repudió á su mujer Terencia por no haber hecho cuenta de él durante la guerra, hasta el punto de haberle dejado marchar sin nada de lo que necesitaba para el viaje, y por no haberle dado muestras ningunas de aprecio y amor cuando regresó á Italia: pues habiéndose detenido mucho tiempo en Brindís, no pasó á verle; y á la hija cuando fué no le dió para un camino tan largo las prevenciones y acompañamiento que eran correspondientes á una joven de su calidad; y sin embargo le dejó la casa vacía y desprovista de todo, sobre haber contraido muchas y grandes deudas, porque estas fueron las causas más honestas que se pretextaron para este divorcio. Negábalas Terencia, y el mismo Ciceron fué quien mejor hizo su apología, casándose de allí á poco con una doncella, segun Terencia lo hizo correr, prendado de su figura; pero segun escribió Tiron, liberto de Ciceron, por mira de mejorar su casa y pagar sus deudas. Porque