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DEMOSTENES.

aunque en décimo lugar, si bien Filipo escuchó á todos, á su discurso respondió con particular cuidado; mas sin embargo en los demas honores y obsequios ya no se portó del mismo modo con Demóstenes, sino que agasajó con mayor esmero á Esquines y Filócrates; de resulta de lo cual, alabando éstos á Filipo de elocuente en el decir, de gallardo en su presencia y tambien de buen bebedor, no pudo contenerse, é irritado les volvió las palabras al cuerpo, diciendo que lo primero era de un sofista, lo segundo de una mujer, lo tercero de una esponja, y que en todo ello nada habia que fuera propio del elogio de un rey.

Luego que todo propendió á la guerra, por no poder Filipo tener reposo, y por haber sido los Atenienses incitados de Demóstenes, lo primero que éste hizo fué moverlos á invadir la Eubea, esclavizada por los tiranos á Filipo; y pasando efectivamente á la isla en virtud de decreto que él escribió, arrojarou á los Macedonios. En segundo lugar, dió auxilio á los Bizantinos y Perintios, á quienes el Macedonio hacía la guerra, persuadiendo al pueblo que dejando á un lado la enemistad y el acordarse de las ofensas de unos y otros durante la guerra social, les enviara tropas; con las que se salvaron. Pasando despues de embajador, habló á todos los Griegos, y fuera de unos pocos, los acaloró y levantó contra Filipo: de manera que llegaron á juntarse quince mil infantes y dos mil caballos, además de la gente de las ciudades; y se recogió copiosamente caudal y sueldos para los estipendiarios. En esta ocasion dice Teofrasto haber pedido los aliados que se fijaran los tributos, y haber respondido el demagogo Crobilo que la guerra no se mantiene con lo tasado. Puesta en expeclacion la Grecia para lo futuro, y formando liga por naciones y ciudades los Eubeos, Aqueos, Corintios, Megarenses, Leueadios y Corcirenses, le quedó á Demóstenes el mayor empeño, que fué el de atraer á la alianza á los Tebanos, habitantes de un país confinante con el Atica, fuertes con