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Plutarco.—Las vidas paralelas.

Car wil webs del lenguaje que el caso pedia. Opisele eluthuna te la plebe Yetelo á que tomara cantades del apuasin de 'a rapiiblica y cara alegase á estar propt su ciertas leyes. Le respondió: «que no era el temps de la art. y aura el de las leyes y si estis mai, aña, en la que ya ejonit, por ahora quitate de delante, peryou per autre demains. Casado yo haya apuest armas en virtut de m convenie, entúnces podrás venir á nager teclamaciones; y aun esto lo digo cediendo de mi tarehe parque min eres tú y todos aquellos subieradas ointra mí de prenes me be apoderado Al misa ampa pie tinga extas expresiones á Metelo se encri naha á las puertas del erario, y no pareciendo las Bares, en á lamar cerrajeros, á quienes dió orden de que las franquearan: y enme Metelo volviese é hacer resistencia, habuendo algunos que la celebraban, le amenazó en VOZ aus que le quitaría la vita si no desistia de incomodarie; «y es pa sahes, ob jóven, añadió, que me cuesta más el decinto pre el hacerto. Hicieron estas palabras que Metelo se retira temerden, y que ya le faese facil el allegar y disponer touto lo demas secesario para la guerraare cos tropas á España, resuelto á arrojar de alli ante tortas cosas á Afranio y Varron, lugartenientes de Pompego, y a mover, despues de haber puesto bajo su obediencia las fuerzas y provincias de aquella parte, contra Pompeyo mismo, no dejando ningunos enemigos á la espalda. Corrió allí grandes peligros en su persona por asechanzas; y en su ejército principalmente por el hambre: y con todo no se dió reposo, persiguiendo, provocando y circunvalando á los enemigos, hasta hacerse dueño á viva fuerza de sus campamentos y de sus tropas; mas los jefes pudieron huir, y marcharon á unirse com Pompeyo.

Vuelto César á Roma, le exhortaba su suegro Pison á que enviara mensajeros á Pompeyo para tratar de con-