Página:Las vidas paralelas de Plutarco - Tomo III (1879).pdf/7

Esta página no ha sido corregida
9
LISANDRO.

llos sujetos que observó sobresalian en valor y prudencia; con lo que echó disimuladamente las primeras semillas de las innovaciones y mudanzas de gobierno que introdujo más adelante. Procuró, pues, excitarlos é inflamarlos á que formaran ligas y cofradías entre sí, y á que se aplicaran á los negocios, para que en el mismo momento de ser excluidos los Atenienses, quitaran el gobierno democrático, y mandaran eltos en su respectiva patria. Cumplió á su tiempo á cada uno de éstos con obras la palabra que les habia dado, elevando á los que habia hecho sus amigos y huéspedes á los mayores honores, comisiones y mandos, sin reparar en ser él tambien injusto, y en cometer errores por servir á la codicia de ellos; de donde provino que todos le tenian consideracion, le obsequiaban y deseaban, con la esperanza de que podrian aspirar á las mayores cosas si él quedaba vencedor; por lo cual al principio vieron con disgusto que iba Calicrátidas á sucederle; y áun despaes, cuando ya éste había dado pruebas de ser el hombre más recto y justo, no estaban contentos con su modo de gobernar, que tenía mucho de la verdad y sencillez dórica; sino que admirando su virtud á la manera que la belleza de una estatua heroica, echaban ménos la acti vidad de aquél, y buscaban su condescendencia con los amigos, y la utilidad que les provenia: así es que cuando partió se desconsolaron, y llegaron hasta derramar lágrimas.

Contribuia él tambien por su parte á indisponerlos todavía más con Calicrátidas; y lo que restaba aún del dinero que Ciro le habia dado para la escuadra, lo volvió á remitir á Sardis, diciendo que el mismo Calicrátidas lo pidiese, ó viera de dónde habia de sacar con qué mantener á los soldados. Finalmente, al estar para partir, tomó testigos de que entregaba la armada dueña del mar; mas queriendo aquél reprender su vana y presuntuosa ambicion, «pues ¿por qué, le dijo, dejando á la izquierda á Samos, y nave-