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Tropiquillos

año más. Desde que empieza septiembre, mi taller es la gloria, y el martillo, golpeando sobre las barrigas de roble, hace la música más alegre que se puede imaginar. Pam, pum, pim...; dime tú si has oído jerigonza de violines y flautas que á esto se iguale... Pues yo te pregunto si conoces nada tan grato como estar en el taller dando zambombazos, deseando acabar para ir á ver las uvas, si cuajan bien, si pintan ó no, si las ha engordado la lluvia, si las ha rechupado el sol, y atender al sarmiento que se cae por el suelo y al que está muy cargado de hoja... Y luego viene el gran día, el... el Corpus Christi del campo, la vendimia, Tropiquillos, que es la faena para la cual hizo Dios el mundo. Como la has de ver, nada más te digo. Para mí la vida toda está en esta deliciosa madurez del año, en esta tarde placentera que al darnos el fruto de los trabajos de la mañana nos anuncia una noche tranquila, límite de la vida mortal y principio de la eterna y gloriosa.»

V

Con estas y otras pláticas amenizaba la comida, mostrando en todo su natural honrado y su amor al trabajo, á cuyas virtudes