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mente constitucional, desde que «instrucción cívica» no quiere decir solamente «aprendizaje de la Constitución». Se estudiaría sólo las partes pertinentes de ésta, y á la larga ello influiría más eficazmente en la vida pública que la estéril endecha de los atrios desiertos...

No sólo esta dulce esperanza queda de hecho relegada en el plan actual, sino la asignatura misma. En efecto, treinta y nueve lecciones por año como máximun ilusorio[1], apenas alcanzan para la asimilación de memoria. Valiera más haber suprimido todo.

He dicho que tampoco quedará tiempo para la fisiología é higiene, suponiendo, por suponer con espíritu optimista, su agregación á la historia natural.

Ningún ramo merece, sin embargo, mayor atención que este último. Sus mil relaciones con la vida diaria, su influencia moral, hasta su lado estético, pues la contemplación inteligente de la naturaleza inicia á la vez al sabio y al artista, le dan sitio preferente en todo plan de estudios.

Añadiéndosele la fisiología y la higiene, se duplica su importancia. Para qué hablar de nuestras aldeas mediterráneas, de nuestros conventillos metropolitanos!... Si lejos de abolirse nada,

  1. Véase la nota anterior.