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LA MAESTRA NORMAL


tor a lo Montaigne, a lo Gracián — le dijo con entusiasmo.

Le recomendó algunos libros y le alentó protectoramente. Había que trabajar, que cuidar el estilo, sobre todo. Después habló de si mismo, de su reputación. El sabia que algunos no apreciaban su obra. Eran fracasados, envenenados. El había saltado de su casa a los grandes diarios, y esas cosas molestaban, evidentemente.

Por medio de Reina conoció los círculos literarios e hizo amistad con algunos muchachos distinguidos que cultivaban las letras. Estas amistades le hacían mucho bien. Comprobaba . con satisfacción que se iba refinando; adquiría mejores modales, aprendía a vestirse. Era un hombre cambiado en todo sentido. Ahora estudiaba el día entero, escribía por las noches unas dos horas. Y hasta sus ideas se iban transformando. Ya no quedaba en su espíritu ni rastros de aquel materialismo que, con tanto denuedo, profesara en el Paraná. Cada día se hacía más espiritualista. En el fondo era un cristiano y un romántico. Lloraba como una criatura leyendo ciertas grandes novelas. Creía en una vida superhumana, en la realidad del misterio, en la existencia de una voluntad superior. Estas ideas espirituales le inclinaron hacia los estudios teosóficos. El ignoraba lo que era la teosofía, cuando una noche cierto literato bohemio amigo suyo, en un sucio cuarto de la calle Viamonte, le explicó, sumariamente, cuanto abarcaba y enseñaba la Ciencia de la Sabiduría y le leyó algunos párrafos de la Blávastky y de Annie Besant.

Esta inclinación teosófica le hizo desear una vida pura; y así, se esforzó en conseguirla. Ahora disgustábale esa su inclinación al vicio, que él tenía razones para considerar como atávica. Pero, débil de voluntad, fué incapaz de defenderse apenas el destino salió a su encuentro. Una noche, dos amigos le llevaron a una casa de citas de la calle Sarandí. Una muchacha flaca, pecosa y desenfadada, se encaprichó con él. ¡Era tan parecido a Ricardo! Solís se vio obligado, pocos días después, "a sacarla" y a ponerle un cuarto. La empezó a visitar todas las tardes,