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guirnalda literaria
Que robar el reposo de los mortales

De la sin par Conchita es privilejio.
I el infeliz, cuando a su patria vuelve,
Así cantando va con triste acento:
«Bellas son las Conchitas de mi rio;
Mas ninguna de mor enciendo el fuego,
Que solo una Conchita vino al mundo
Que uniera a la beldad, virtud e injenio.»
¿Mas acaso dirásme que te enseñe
La misteriosa Concha de mi cuento...
No te diré cuál es, curiosa niña:
Mejor que to te lo dirán los ecos
De los vates del Guáyas que inspirados
Ensalzen su Conchita en dignos versos.
Pero de Eva eres hija... i yá te miro
Aflijida, anhelante, sin sosiego...
No te fatigues, no, mi buena amiga;
Es fácil que adivines mi secreto,
Si escuchando propicia mi romance
Aceptas, obediente, mi consejo:
Cuando en la noche tu jentil cabeza
Abrumada se incline por el sueño
Y displicente i con desden arrojes
Las flores que realzaban tu embeleso,
Al desatar con perezosa mano
La cinta que anudaste en tus cabellos,

Contempla reflejadas tus facciones;