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A Las Bellas Hijas

pueblos la cubrieron con los negros harapos de la vergũenza i el oprobio.

Pero el mundo pagauo, autor de tautos críemes, tenia que huudirse en los osouros abismos de la nada, por su corrupcion en inmoralidad; i la divina luz del cristianismo, que habia de iluminar la haz de la tierra, vino a disipar las tinieblas del error, como se disipan las sormbras de la noche a los primeros rayos del sol. I cuando la saugre del Salvador se regaba en el Calvario para nuestro rescate; cuando ella rompia las cadenas, devolviendo sus derechos a todos los oprimidos, enjugando todas las lágrimas i cicatrizaudo todas las heridas, eutónces la mujer se levantó radiante del polvo eu que yacia, i con las cadenas de la esclavitud destrozadas a sus piés, i el divino signo de la redencion en su corazon, tomó posesiou del puesto que Dios le hahia designado por su noble naturaleza.

Diez i ocho siglos hace que se consumó esta gran rehabilitacion de la más iuteresante mitad de nuestra especie; i desde entónces la mujer viene civilizando al mundo, dulcificaudo las costumbres, suavizando el carácter feroz del hombre, i la humanidad doliente tiene en ella un áujel siempre prouto a mitigar sus dolores, a enjugar sue lágrimas, a aliviar sus miserias.