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San Agustín

níflestas mociones su daño, lo demuestran acaso para poder esparcir por el aire su renuevo? Las raíces ¿no filjan y encaminan otro por la tierra con que poder atraer el sustento y conservar así en cierto modo su ser? Finalmente, los mismos cuerpos, que no solamente carecen de todo sentido, sino también de vida sementiva, con todo, de tal conformidad ó suben arriba, ó bajan abajo, ó se nivelan en medio, que conservan su ser, donde pueden existir según su naturaleza, y cuanto estime y aprecie el conocer, y cuanto desse no ser engañada la naturaleza, de este principio á lo menos puede deducirse que más quiere uno quejarse y lamentarse disfrutando de un juicio sano, que alegrarse estando demente: cuya virtud é impulso grande y admirable, & excepción del hombre, no la llegan á comprender ni penetrar los demás animales, aunque algunos de ellos, para examinar esta brillante luz, tengan más agudo y perspicaz el sentido de la vista; mas no pueden arribar al exacto conocimiento de aquella luz incorpórea, con la que de algún modo se ilumina nuestro entendimiento, para que, reflexionadas seriamente todas estas circunstancias y causas, podamos opinar y juzgar rectamente, y para que conforme á las impresiones é ilustraciones que recibimos más o menos de ella, según este método podamos y alcancemos lo demás. Sin embargo, los sentidos de los animales irracionales, aunque no contengan en sí ciencia alguna, tienen á lo menos una semejanza de ciencia; pero las demás cosas corporales se llaman sensibles, no porque sienten, sino porque se dejan sentir; entre las cuales, las plantas tienen la semejanza ó propiedad común con los sentidos de sustentarse y crecer, y aunque éstas y todos los objetos corpóreos tienen aus causas secretas en la naturaleza, no obstante, por sus formas y varias apariencias con que se hermosea la visible fábrica del universo, abren camino