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EPÍST. CATHÓLICA DE SANTIAGO.

ria, pidasela á Dios, que a todos da copiosamente, y no zahiere a nadie [1]; y le será concedida.

6 Pero pídala con fé sin sombra de duda ó desconfianza, pues quien anda dudando, es semejante á la ola del mar alborotada, y agitada del viento, acá y allá:

7 así que, un hombre semejante no tiene que pensar que ha de recibir poco ni mucho del Señor.

8 El hombre de ánimo doble [2] es inconstante en todos sus caminos [3].

9 Aquel hermano que sea de baja condicion, ponga su gloria en la verdadera exaltacion suya [4];

10 mientras el rico la debe poner en su abatimiento ó en humillarse á sí mismo, por cuanto él se ha de pasar como la flor del heno,

11 pues así como en saliendo el sol ardiente, se va secando la yerba, cae la flor, y acábase toda su vistosa hermosura; así tambien el rico se marchitará y ajará en sus andanzas.

12 Bienaventurado pues aquel hombre que sufre con paciencia la tentacion ó tribulacion, porque despues que fuere así probado, recibirá la corona de vida, que Dios ha prometido a los que le aman.


  1. Con lo que ha dado ya.
  2. O dividido entre Dios y las criaturas.
  3. E indigno de que Dios le oiga cuando acude á él.
  4. Que consiste en ser hijo adoptivo de Dios, y, semejante á Jesu-Christo, pobre y humilde.