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Pasa silbando los anillos todos.
«Telémaco, lo dice al hijo entonces
El héroe, ya tu huésped no te afrenta;
Al blanco supe dar y no ha costado
Gran pena al brazo mio armar al arco.
Sí: todavía queda al viejo pecho
Un resto de vigor, y retar puedo
Las burlas y las críticas del necio.
Mas en la cena solo ora pensemos
Y á coronar, cual siempre, los festines
Vendrán luego los bailes y conciertos.»
Al decir estas voces lanza al hijo
Una mirada aguda. Velozmente
Telémaco la fuerte espada ciñe,
La mano apoya en la terrible lanza,
Y, de acero y de cobre relumbrante,
De pié al lado del padre está ya fijo.





CANTO VIGÉSIMOSEGUNDO.





VENGANZA.



Arroja Ulises todos sus harapos
Y al umbral de la puerta se abalanza,
Con el arco, las flechas y la aljaba.
Aquellas todas á sus piés las tira
Con esforzada voz entonces grita:
«Una prueba inocente hemos pasado;
Ora hay que dar en mas robusto blanco.
Veremos si lo acierto y si permite
Apolo que consiga yo tal lauro.»