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HISTORIA DE CHILE

lo mas que dejan a guardar es la remuda de los caballos, y para ese efecto lleban consigo algunos muchachos, hixos o parientes, con quienes no tienen que cumplir. Quando uno cautiva un español, aunque la pressa es suya, el despoxo y los vestidos son de los que se dan mexor maña a quitárselos, porque el uno le quita la espada, el otro la daga, el otro la ropilla, el otro las espuelas, y assi se le despoxan sin que lo pueda estorbar, y se le lleba desnudo, porque como hazen vanidad de coger un español o alguna cosa de su despoxo, el que coge una calza o un zapato vuelve desvanecido a su tierra a contar que quitó aquella pressa a un español. Y el que cautivó al español le ata con una soga a la garganta y con un lazo las manos para assegurarle los primeros dias, y le lleba a pie descalzo y desnudo atado a la cola de el caballo y con la prisa que él camina, y si no marcha como él quiere, le suele dar dos lanzadas y dexarle muerto en medio de el camino, y quando usa de mayor piedad le sube a las ancas de su caballo.

La codicia de el pillage les haze perder a estos indios muchas occasiones de victorias, y aunque es comun en todos los exércitos este desorden, pero en otros en que ay obediencia a los generales y a los ministros ay mas moderacion; mas entre estos indios, que no tienen obediencia ni sugecion a sus generales y capitanes, ni echan vandos ni observan las órdenes mas de en quanto les pareze o les está bien, ni por el quebrantamiento tienen castigo militar, todo es desórden, sin mirar ninguno mas de a su interes, ni atender mas de a su codicia. Y como no sirven por paga ni premio, no quieren perder el interes de el pillage, avalanzándose a él con grande codicia, y como son pobres qualquiera cosa apetecen y es de su conveniencia, particularmente las cosas de hierro, que no le tienen, y los vestidos y prendas de los españoles, para ponérselos en las borracheras y hazer ostentacion de los despoxos y vanidad de aver cogido algo de los españoles.

Mientras andan los soldados en guerra están los hechizeros consultando al demonio sobre el successo de los suyos, incensando con tabaco a las tierras de el enemigo y haziendo sus invocaciones. Y en una batea de agua les muestra el demonio lo que passa, donde están y lo que les ha succedido, bueno o malo. Y antes que llegue la nueva de el bueno o mal succeso o anuncian a todos, y es muy ordinario saberse lo que succede en partes muy distantes por medio de estos hechiceros. En aviendo algun mal succeso le echan la culpa al Toqui general que convocó los moldados para la guerra y ha de pagar las muertes con chicha y ovexas de la tierra y con hazer otra suerte buena. Mas, con la chicha se consuelan de cualquier trabaxo, y les haze un razonamiento diziéndoles que no desanimen ni estrañen el mal succeso, pues son tan valientes soldados, que la guerra lo trae y es como el juego, que oy pierde uno en él y mañana gana; que si ahora han perdido, otro dia se desquitarán y ganarán lo perdido con ventaxas, que, eso tiene la rueda de la fortuna, que oy derriba a uno y mañana da la vuelta y le lebanta. Que las pérdidas hazen a los hombres cautelosos y advertidos, y mas enseña a vezes un yerro que un acierto. Que la caxa ni la trompeta que llama a los soldados y los anima a pelear, no tiene culpa de los malos succesos, y que él tampoco la tiene por haber sido trompeta que les llama y caxa que los anima. Que quien suele tener la culpa es el mal gobierno de los capitanes o el desorden de los soldados. Y no hallándose ninguno en ellos, examina el Toqui general si ubo alguna culpa en