distingweron en la defensa de la plaza contra los huestes de Abercromby y Harvey.
3. Desórdenes y disensiones. El gobernador Juan José Colomo llegó a Puerto Rico en 1744. Vino con el únimo de corregir defectos en la administración y en la vida del pueblo. Resumió sus impresiones de la calo- ma confiada a su gobierno en cestas palabras citadas de Brau:
“Escándalos públicos sin medida; ladrones sueltos necesitando castigo; embebecida en chismes la vecindud ; empleos subalternos adjudicados venalmente; soldados que sólo han servido para cobrar el salario y los dos tercios del batallón casados con mulatas, por lo cual no hay necesidad, por ahora, de cuarteles. ”*
Colomo prohibió los matrimonios entre personas «de diferentes razas. No permitió el casamiento de soldados sin real licencia. El Obispo no hizo caso de estas proln- biciones y resultó la pugna entre las autoridades politicas y religiosas con altercados desagradables que duraron muchos años.
En su afán de moralizar la administración, Colomo se vió precisado a denunciar a la Corona varios hunciona- rios, que dieron lugar a chismes y desórdenes, y que luego fueron separados de sus cargos.
Los desórdenes públicos llegaron a su colmo durante la adrotnistración del gobernador Benavides, quien ocupó su cargo en 1761.
Benavides suprimió los distintivos de autoridad, asi como todas las diferencias de clase, dedicándose a fiestas nocturnas, jiras campestres y celebrando bailes de mulatas en la misma Fortaleza.
- Citado de Salvador Brau: Histona de Puerto Rico, D. Appleton y
Cía., 1904.
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