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guardan entre sí relaciones determinadas. Entonces se le escucha con placer». V. Prolegóm., 11, 333.

Hasta el siglo XIV no suena este instrumento en nuestros escritores, aunque su introducción en la España cristiana debió remontarse á la conquista de los musulmanes. Pronto, no obstante, debió caer en desuso, pues á comienzos del siglo XVII hasta su nombre era vocablo peregrino entre la gente popular y común. Aun el mismo Cervantes desconocía la naturaleza de este instrumento, como se ve por el siguiente pasage del Quijote (2.ª parte, cap. LXVII): «¿Qué son albogues?, preguntó Sancho, que ni los he oido nombrar, ni los he visto en toda mi vida. Albogues son, respondió D. Quijote, unas chapas á modo de candeleros de azofar, que dando una con otra por lo vacío y hueco hace un son, si no muy agradable ni armónico, no descontenta, y viene bien con la rusticidad de la gaita y del tamborín; y este nombre albogues es morisco, como lo son todos aquellos que en nuestra lengua castellana comienzan en al»:
No me explico por qué Fetis, al ocuparse de los instrumentos de viento de la música árabe (Hist. gen. de la musique, II, 146), hace caso omiso del albogue, cuando, á juzgar por los diccionarios del habla vulgar de Marruecos y de Oriente, aún existe en aquellos paises como una suerte de clarín ó ó trompeta del género zamr.
Albohega
ant. Lo mismo que malva ó albohez. Castro, Dic.
Albohera
Lo mismo que albuera.
Albohez
Lo mismo que alboheza.
«Muchas veces se crian de los albohezes, digo de las malvas». Herrera, Agric., lib. V, cap. 7, fol. 132.
Alboheza
malva (planta), de الخبيزةaljobaiza, malva en Raimundo Martín, malua, yerua conoscida en P. de Alcalá.
Albohol
Creyendo, sin dida, la Academia que este vocablo no era otra cosa que una forma de ababol, lo interpreta por amapola, sin recordar acaso que en la primera edición de su Dic. lo había identificado con el jacion, funda-