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Milton.

ménos peligroso y que se hacía necesario evitar. La imaginacion de los hombres se halla regida en gran manera por sus opiniones; y el arte más consumado, los colores poéticos más perfectos no pueden crear una ilusion cuando se les emplea en representar objetos cuya falta de verdad y de armonía es fácil reconocer. Milton escribia en un siglo de filósofos y de teólogos; necesario era, pues, que se abstuviera de contrariarlos hasta el punto de mermar ó destruir el encanto con que se proponia fascinar sus imaginaciones.

Discurriendo Johnson sobre esto, reconoce que era absolutamente indispensable que los espíritus revistieran formas materiales; «pero, dice, el poeta hubiera debido asegurar el encadenamiento de su sistema, ocultando el mundo inmaterial á los ojos del observador y haciendo lo posible para que lo olvidara.» Fácil es decir esto; pero ¿cómo podia Milton persuadir á sus lectores de la inmaterialidad? ¿Qué hacer cuando la opinion contraria se habia de tal modo apoderado de los ánimos, que no dejaba espacio siquiera á esa semi-creencia que exige la poesía? Para nosotros tenemos que este era el caso en que se hallaba Milton; y que no pudiendo adoptar por entero ni el sistema inmaterial ni el material, se colocó en el terreno que se liligaba, dejando las cosas envueltas en la duda. Se exponia ciertamente, obrando así, à ser tildado de inconsecuente; pero sin embargo de que bajo el punto de vista Blosófico se hallaba equivocado, bajo el punto de vista de la poesía creeremos siempre que no lo estaba. Además, la empresa, que para cualquiera otro escritor hubiese sido irrealizable, para él fué llana, fácil y asequible; y el talento particular que poseia de comunicar sus impresiones por medio de