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Milton.

Las causas secundarias á las cuales atribuye Gibbon ta rápida conquista del mundo operada por el cristianismo, mientras que el judaismo apénas adquiria un solo nuevo prosélito, no tuvieron, tal vez, agente más eficaz que este sentimiento. El Dios increado, invisible, incomprensible, se atraia pocos adoradores: el filósofo podia admirar tan noble y alta y sublime concepcion; pero la multitud se apartaba con disgusto de las palabras que no presentaban ninguna imágen al espíritu. A los piés de la divinidad encarnada en forma humana, habitando entre los hombres, participando de sus enfermeda des, apoyándose en su seno, llorando sobre sus sepuleros, durmiendo en la cuna y derramando su sangre en la cruz, quedaron vencidas, rotas, humilladas y caidas en el polvo las preocupaciones de la Sinagoga, y las dudas de la Academia, y el orgullo del Pórtico, y las baces del lictor y las espadas de treinta legiones. Mas apénas fué completo el triunfo del cristianismo, cuando ya el principio que le habia auxiliado al nacer comenzó á corromperlo, Irasformándolo en nuevo paganismo: los santos patronos ocuparon el lugar de los dioses Lares; San Jorge reemplazó á Marte; San Telmo consoló á los navegantes de la desaparicion de Cástor y Polux, y la Virgen Madre y Santa Cecilia sucedieron á Vénus y á las Musas[1]. Los encantos del sexo y de la belleza


  1. No debo perderse de vista que el autor que tales y tan gratuitas afirmaciones hace es protestante. La significacion quo dentro del catolicismo tiene el culto de las imágenes y la altísima idea filosófico-religiosa en que se funda, contradice vigorosamente las gratuitas y nada nuevas aseveraciones de Macaulay. Si algunos espiritus sencillos se extravian viendo en las imágenes más de lo que debe verse, ń atribuyendo á tal ó cual santo más de lo que