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Milton.

La narracion de Milton difiere en esto de la del Dante, como las aventuras de Amadis difieren de las de Gulliver. El autor de Amadis hubiera hecho ridículo su libro, de introducir en él esos detalles minuciosos que prestan encanto á la obra de Swift: las observaciones náuticas, los escrúpulos que afecta á propósito de los nombres, los documentos oficiales transcritos en toda su extension, y todas las maledicencias, todas las intrigas cortesanas producidas de la nada y con la nada por objeto. Cuando se nos habla de un hombre que vivia no se sabe cuándo y que vió cosas muy singulares, sin repugnaneia y sin escrúpulo nos abandonamos á la ilusion de la novela; pero cuando Samuel Gulliver, médico que habitaba en Rotherhithe, nos habla de pigmeos y gigantes, de islas aéreas y de caballos filósofos, solamente pueden producirnos efecto en la imaginacion los detalles circunstanciados.

De cuantos poetas han introducido en sus obras la accion de los séres sobrenaturales, Milton es quien lo ha hecho con mejor éxito. El Dante le es inferior en este punto; y como este particular ha dado ocasion à juicios ligeros y temerarios, vamos à detenernos en él, siquiera sea por breves instantes.

La falta, el error más grave que pueda cometer un poeta en el arreglo de sus composiciones, es proponerse filosofar. Se ha censurado á Milton el haber atribuido á los espíritus muchas funciones que los espiritus deben ser impotentes para realizar; pero estas objeciones, protegidas sin embargo por los grandes nombres de sus autores, nacen de una profunda ignorancia del arte de la poesía.

¿Qué es un espíritut ¿Qué es nuestro propio espíritu, esto es, la parte del mundo espiritual que co-