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Estudios literarios.

mayor entre los libros y las palabras de Goldsmith.

Acerca de esto decia Horacio Walpole que Goldsmith le parecia un idiota inspirado, y Garrick, que «escribia como un ángel y hablaba como un loro:» Chamier dudaba de que un tan insulso charlatan fuese realmente autor de El Viajero, y el mismo Boswell añadia en tono de lástima que no le disgustaba oir al bueno de Goldsmith, á lo que replicaba Johnson que «á él tambien, sólo que no deberia gustar tanto él mismo de escucharse..

La verdad es que los ingenios difleren tanto como el curso de los rios, y que así los hay trasparentes que convidan á beber de sus aguas, como turbios y cenagosos, en los cuales nunca se halla ocasion de apagar la sed: pero en estos acontece tambien que en sus remansos, allí donde la corriente se detiene y se reposa un espacio, luego se torna cristalino el líquido. Así era el talento de Goldsmith, porque sus primeras ideas en órden á todos los asuntos eran confusas hasta lo absurdo, necesitando algun tiempo para desapejarse, y el de Johnson y el de Burke como los primeros. Por eso cuando escribia reposadamente, sus lectores lo llamaban hombre de ingenio, y cuando hablaba decia mil sandeces que producian la risa de sus oyentes. No pasaba esto desapercibido para él y sufria mucho en su amor propio, siéndole cada vez más penoso el convencimiento de su inferioridad en la conversacion; pero como no tenía ni bastante buen juicio ni bastante imperio sobre sí mismo para refrenar su lengua, y la vivacidad de su temperamento y su vanidad lo incitaban siempre á ensayar la cosa única que no le fuese posible hacer, sufría un contratiempo sobre otro, se corria de vergüenza los primeros momentos y, pasados que eran, volvia á comenzar.