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Oradores atenienses.

bras, y para estudiarlo y comprenderlo, antes se necesita percepcion muy clara que buenos diccionarios. Por otra parte, son estos discursos tanto más preciosos al helenísta, cuanto que sirven á poner en su verdadera luz, mejor que ninguna otra obra, los recursos de la lengua más hermosa del mundo; y preciosos tambien al filósofo, porque descubren la moral y las costumbres de una época interesante por extremo, y porque abundan en ideas justas y en expresiones enérgicas. Sin embargo, no sirven para dar idea exacta del mérito de los primeros oradores atenienses.

Aun cuando es indudable que ya antes de la guerra con los Persas, Atenas habia producido algunos oradores de cuenta, el período más floreciente de su elocuencia no fué por cierto el de su mayor grandeza. Este período glorioso comienza con el fin de la guerra del Peloponeso, porque, á decir verdad, los progresos que hizo en Atenas el arte oratorio en el camino de la perfeccion, fueron contemporáneos de la decadencia del carácter y de la preponderancia nacional. En los tiempos aquellos lan remotos, cuando la pequeña república alcanzaba sus victorias más memorables, cuya fama, á pesar de haber trascurrido veinticinco siglos llenos de acontecimientos, sigue siendo incomparable, la elocuencia estaba en la infancia entre los griegos.

Vino luego la opresion, la tiranía y el saqueo; exacciones incalifcables, venganzas atroces, muchedumbres airadas y embravecidas, y actos de tiranía consumados por los grandes, cubrieron de sangre y duelos las Cyclades; islas enteras quedaban despobladas en un solo dia bajo la segur; el arado trazaba surcos por sobre las ruinas de grandes y hermosas ciudades, y la república vencedora enviaba