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Oradores atenienses.

ha sido por esta causa objeto de grandes disputas, sostenidas con talento y habilidad, aunque sin éxito, por Burke y Dugald Stuart; pero Longino se exime y dispensa á sí propio de toda investigacion en órden á la materia, diciendo á su amigo Terenciano que él sabe respecto del particular cuanto pueda decirse, siendo muy de sentir que no comunicara Terenciano á su maestro una parte de su ciencia, toda vez que Longino se limita á manifestar que sublime vale tanto como elevado (1), y que aplica indistintamente la definicion incierta y vaga de la sublimidad así á la hermosa plegaria de Ayax, en la llada, como á un pasaje de Platon sobre el cuerpo humano, en el cual pasaje abundan los juegos de palabras como en las odas de Cowley. El filósofo de Palmira carecia de reglas fijas, y por ende no hallaba la verdad sino es casualmente, y ántes que crítico era un aficionado de mucha fantasia.

Diversas causas han impedido á los escritores modernos llenar los vacíos que dejaron sus predecesores clásicos, siendo la primera que al verificarse el renacimiento de las letras nadie podia llegar á poseer conocimientos exactos de las lenguas antiguas sin asiduos y penosos trabajos prévios. Además, los estudios gramaticales y filológicos, sin los cuales no era fácil comprender las grandes obras del ingenio romano y ateniense, tienden á estrechar las ideas y á embolar la sensibilidad de los que se consagran á ellos con extremada perseverancia; que una inteligencia poderosa y activa, ocupada largo tiempo en tareas de esta indole, puede compararse al Genio gigantesco de las Mil y una noches, á quien lograron persuadir por su mala estrella de (1) Axpóns xal toxi tes dóywv toti tá Upn.